martes, 16 de noviembre de 2010

Mirada:


Los ojos son el encuentro más íntimo que sucede entre dos personas. Cuando miramos al otro podemos entender, inclusive, todo lo que no dice, nos ayuda a entender lo que calla, lo que se refleja de nuestros dichos.
Una mirada tranquiliza, presiona, juzga, ayuda, invita, rechaza. Sólo con mirar podemos entender el lenguaje sin palabras que es el más elocuente.
¿Miramos mucho?
No, no miramos, las causas son muchas y algunas son  útiles y otras dejan interrogantes. Los lentes para el sol, uniforme obligado que saca patente de famoso. Exóticos, modernos, deportivos, cool, retro, vintage, el gusto es amplio como personas deciden esconderse  tras  de ellos.
En alguna conversación con el gran actor que fue Juan Vehil, él decía: uno trabaja años en el teatro para ser conocido, cuando se hace famoso, se disfraza con grandes lentes para no ser reconocido. Naturaleza humana. 
Mirar a los ojos nos deja adivinar un amor, una desilusión. Nos muestran el interés  o el rechazo que producen nuestras palabras o actitudes, nos muestran si el camino que llevamos es el acertado o en algún punto nos separamos de la armonía del diálogo.
Una mirada puede paralizar de miedo, de dolor, puede herir con  el odio recién descubierto. Lo que siempre hace y hará es unir con el misterio de entender, en esas pupilas que tenemos enfrente, las manifestaciones del corazón.
Por eso es que la comunicación que tenemos hoy nos aleja tanto e insensibiliza.
¿Cuál es la causa?
Hay tanta técnica, el blackberry, la notebook, la netbook, el Ifone  la Ipad, todo une y todo separa. El llavero, hoy, es el pendrive, donde la gente lleva su agenda, sus archivos y falta el aparatejo que permita que carguemos con las ilusiones.
Ni hablar de las redes sociales, desde el viejo y nunca bien ponderado blog, hasta el twitter,  pasando  por el facebook,  los MSN y Chat que podamos imaginar.
Todo sirve para estar comunicado, todo genera una interacción que no deja de crecer y de la que dependemos cada vez más.
Si vamos a lo más elemental que es una conexión de Internet nos adentramos en un mundo donde podemos encontrar  desde el significado y ortografía de una palabra, hasta un amor para el tiempo que dure, pasando por un delivery de sushi, pagar una cuenta o enviar una nota de colaboración. Todo vale, todo conecta. La camarita nos muestra, como un robot pixelado  imagen de una persona ubicada en cualquier lugar del mundo. Todo vale.
Algo falta.
La mirada, el contacto, ver los ojos del otro, tocarlo, escuchar su tono de voz y comparar que se cierra el circuito entre los ojos y la palabra, oler su perfume, saber que hablamos con la persona que es y no con la que imaginamos.
No tengo, en facebook, un millón de amigos, no me sirve. Mis amigos en el ciberespacio son los mismos con los que hablo o me  reúno, salvo aquellos, que por distancia los puedo encontrar en esa reunión de Internet.
Soy admiradora de todos los adelantos y me gusta entenderlos, pero siento, a veces, que me observa el mundo. Me parece que observan mi desayuno, mis delirios de escritura o espían mis llamadas más elocuentes.
¿Será cierto?
¡No! Eso ocurría en Truman Show…
¿O me equivoco?                                                                                                                 
Teresita Romero

No hay comentarios:

Publicar un comentario